jueves, 12 de marzo de 2015

líder

Gusta decirse que el líder, un líder, refleja esto o aquello, tales cualidades o miserias de una nación o un pueblo. En verdad, lo primero que refleja la afirmación misma es la creencia en el reflejo, en la teoría del reflejo con su ambición unificadora que es su esencia. El líder es ante todo afán de unificación e inmediatamente de mando. Y es lo que “refleja”, más bien lo que muestra. Por supuesto rápidamente se responderá: depende de “al servicio de qué” –construcción que tiene su trayectoria- “o de quién” está el líder. Y es que no. El líder está al servicio del liderazgo. Afirmación que rechazarían con igual entusiasmo derecha e izquierda. La derecha, por supuesto parece poco afecta a la figura, al fenómeno del líder. Mero parecer. Ha producido los peores.
–¡Pero es la derecha extrema!
Es verdad, pero los moderados tienen también sus líderes… moderados. Y son moderados no sólo porque la moderación, como se usa decir, mide bien: se la ha logrado instalar como virtud ciudadana en un capitalismo ajeno a cualquier moderación en sus prácticas de explotación a las personas y al medio ambiente, de agresividad y beligerancia social y política. Justamente puede hacer alarde de una moderación vaga y declarativa porque tiene asegurada su brutalidad en el régimen de propiedad y en la juridicidad que lo respalda.
En ese sentido, podría decirse, y se ha dicho, que “las masas” lo único que tienen –no tienen poder, no tienen propiedad- es el líder. Pero el líder tal vez sea el último obstáculo para que la masa deje de ser masa en el sentido más freudiano del término.nb


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