domingo, 23 de junio de 2013

correo XVII arte teoría psicoanálisis

Me gustó, C., lo del camino estrecho. Es el que vale la pena. Es intentar hablar en el borde donde la palabra emerge, no en la holgura de lo que ya ha sido dicho y aprobado.

De todas formas sabemos perfectamente que no hacemos más que leer a los que han sabido sostenerse en esas estrecheces y que por eso mismo fueron ninguneados o adulterados y desactivados (¿qué será peor?). Eso ya es mucho, demasiado, para  los tiempos que corren y  para los lugares que solíamos o solemos frecuentar, como le gusta decir a la crónica policial.

Poner la incomodidad, el malestar, lo espinoso (sigo citándote), negro sobre blanco, es el camino o lo que puede hacer camino.  

Coincido totalmente con Barthes respecto de las ficciones teóricas, novelas, mitos, etc. Es que La Teoría es la arrogante. Es pour la gallerie que reconoce su carácter ficcional o de representación auxiliar. Íntimamente se pretende universal y científica, muchísimo más que la ciencia misma, absolutamente consciente ésta, de las condiciones siempre particulares de lo que articula (aún cuando esa particularidad resulte enorme). Por eso La Teoría puede funcionar políticamente como funciona.

Lo que La Teoría no acepta es que haya tantas “representaciones auxiliares” como practicantes. ¡Así sería imposible entenderse! brama, consciente que eso sería su fin, como teoría y como política.

Comenté en mi correo la carta de Winnicott a Melanie Klein. Transcribo algunos tramos porque están en el meollo de estas cosas. No es casual que sea J. Jinkis el que la cita en su artículo “Nuestra inclemencia intelectual”, en “Indagaciones”, consagrado – diría – a las cuestiones que estamos discutiendo:

“… puedo advertir lo molesto que resulta, cuando algo se desarrolla en mí por mi crecimiento y mi experiencia analítica, que mi deseo sea el de expresarlo en mi propio lenguaje. Es molesto porque yo supongo que todo el mundo quiere hacer lo mismo cuando sabemos que en una sociedad científica uno de los objetivos es encontrar un lenguaje común. Sin embargo, este lenguaje debe mantenerse vivo, ya que no hay nada peor que un lenguaje muerto… En correspondencia con mi deseo de decir las cosas a mi modo hay algo de parte suya, a saber, la necesidad de que todo sea reformulado en sus propios términos… Creo que es muy importante que su obra sea reenunciada por personas que realicen los descubrimientos a su manera y que presenten lo que descubren en su propio lenguaje. . Sólo de ese modo se mantendrá vivo el lenguaje. Pero si usted estipula que en el futuro únicamente sea su propio lenguaje el que debe ser utilizado para la enunciación de los descubrimientos de otras personas, el lenguaje se convertirá en un lenguaje muerto, como ya se convirtió en la Sociedad. Le sorprendería saber cuántos suspiros y gemidos acompañan toda reenunciación de los clisés sobre los objetos internos por parte de quienes voy a llamar kleinianos. Sus propias formulaciones, desde luego, se hallan en una categoría muy distinta, ya que se trata de su obra personal y a todo el mundo le complace que usted tenga su propia manera de enunciarla.”

Seguramente han leído estos tramos y el artículo de Jinkis. Yo volví a leer (el artículo) y me dí cuenta, C., el “influjo” como diría el viejo Freud, que tiene no sólo sobre vos sino sobre todos nosotros lo que escribe ese tipo.   

Ahora bien, no comparto la frase de Schlegel. No comparto que sea mortal para el espíritu no tener un sistema. Si lo fuera no lo sería del mismo modo (que “lo mortal” de tenerlo). No me parece terrible que sea mortal, más bien lo veo promisorio. No creo que sea posible reunir el no tener un sistema con tenerlo.

Sí, es la lógica del caldero. Espero poder demostrar (eso dije demostrar; es parte de esa misma lógica no descartar recurrir a la demostración) que no está por debajo de la  lógica limpia de los lógicos. Dicho todo esto bastante en broma pero un poco en serio.

Quiero decir: la frase de Schlegel me parece correcta y esa corrección ya muestra la hilacha. Creo que hoy, y subrayo el hoy, no es lo mejor conciliar con ningún sistema incluidas todas las resonancias que ese término tiene. Quiero decir que a los sistemas le sobran defensores malgré los desastres que han ocasionado en el campo de la  política y del saber. Hay una frasecita de Jinkis que me gustó mucho al respecto pero no quiero abusar de las citas. Preferiría adentrarme en Bataille, y sobre todo en Deleuze y Klossowski, también en Foucault por supuesto, que me parece que se han metido de cabeza en esta cuestión. Eso será para la próxima. Queda también la cuestión del acto y los actos que planteaste, C., y que en distintos momentos apuntó R. en las reuniones.

Les reitero – una vez más – lo mucho que me importa esta discusión y mi deseo de que prosiga. Un abrazo a todos. n

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